Abrió las hojas del mapa como si fuera Icaro
abriendo sus alas. Luego, voló.
Pensó y pensó en algo curioso hasta que recordó no sin una sonrisa burlona, la
terrible desfachatez de “exploradores” poco leídos al mencionar aquella
estrella como: “el Cirio” y casi todos, luego de una coma, ilustraban el
hallazgo diciendo: “porque es de las mas brillantes del cielo”.
El desatino, no menor claro, se debe a que parten
de un error ortográfico, etimológico y genealógico (desde ya). Por ende es un
error cultural y de sentido, es decir: total.
Muchos refieren al “cirio” en el sentido “canónico”
en tanto vela y que por ende que alumbra, pero el “Sirio” es el nombre del perro
de caza de Orión (ambos miembros del panteón mitológico griego), luego inmortalizados
en forma de constelaciones.
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