17.10.14

Arsat-1 (sigo buscando la trampa).
Cualquier tipo desorientado por las exigencias cotidianas, podría cometer el exceso de pensar que escribir no cuesta tanto trabajo y que además es una exquisitez poco dañina, ingenua y propia de los soñadores distraídos.
Pero todo eso es falso.

A veces escribir unas cuantas líneas más o menos concordantes deviene en una tarea épica y nunca (pero nunca) es inocente lo que ahí queda plasmado. Al menos, quienes pensamos en los textos como tormentas defendemos la piromanía del autor, la irreverencia de una tarde que comienza a parecerse a una fonda y las consonancias caprichosas, que se burlan de las blancas palomas, que reposan a la sombra de un verde limón.  

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