16.4.14

Helado de queso. Un ejercicio de escritura libre.

¡Al Tigre! ¡Al Tigre!
Hace un tiempo atrás conocí el helado de vino, desde allí tengo la idea fija de algunos sabores para compartir con amigos y bienaventurados. De chico supuse que podía ser inventor ,pensaba en maquinas y esas cosas, pero pronto entendí que no tenía demasiado talento para aquella tarea tan meticulosa (al igual que para otras cuestiones) pero lo que si tengo en claro, es la permanente insistencia sobre la búsqueda, no de esto a aquello en particular, sino de la búsqueda en si. Eso es ir hacia nuevos destinos cada día, cada vez que desde el interior asoman las preguntas, ya lo hemos dicho demasiado.
Ayer escuche a un tipo común decir que él, “no era un gran conocedor de la lengua castellana”. – ¡Pero claro hombre, ni mucho menos que eso!; un pequeño hombrecito con pronunciación ronca, en todo caso. Hoy en día cualquier perejil armado hasta los dientes con un diccionario puede aparentar lo mismo que los New Rich hacen en las subastas o galerías de arte, camuflarse.
Ah!, lo sublime y lo silvestre finamente condimentados.
Ésta computadora está infectada o todos nosotros, por eso abandonar el estado de híperconexión es prioritario, existen muchas personas que jamás prendieron una fogata, que tristeza. El otro día recordaba aquí mismo uno de los capítulos del “Libro de la selva”, una obra que ha estado conmigo desde los once años, entretanto, a horas de regresar a mi lado más salvaje (más auténtico a decir verdad) me viene a la mente la idea de “Colmillo blanco de Jack London.
Sobre libros y mochilas ya hemos tratado de decir algunas líneas de cuando en cuando, como para siempre tener presente que aventurarse es una de las mas claras formas (tal vez la mejor) de conocer el mundo y entonces: lo humano.
Porque la vida es movimiento, seguiremos bailando sobre la piel de Shere Khan.-  

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