“El
día que lo iban a matar Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para
esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un
bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue
feliz en el sueño…”
Gabriel García Márquez. (1981), Crónica de una muerte
anunciada.
Con
total seguridad mi puerta de entrada a todas las letras.
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