Estoy preparando un (dos) artículo (s) en
relación a un nuevo aniversario del golpe de Estado que llevaron adelante las
fuerzas armadas, el 24 de marzo de 1976.
Necesitaba un núcleo contundente y lo pensé
desde el robo de bebes como parte del plan, como método de castigo hacia las
futuras generaciones porque es la desarticulación de una genealogía, por ende
una huella imborrable.
Porque las futuras madres ilegalmente
encarceladas eran violadas, electrocutadas y se les arrancaban las uñas. Luego se
atravesaba el último umbral de la barbarie, los niños que lograban nacer eran
apropiados por sus captores.
De todas las atrocidades que realizaban los “grupos
de tarea”, ésta debe ser de las más aberrantes y vomitivas. Nunca, nadie en
este suelo debe olvidar que por nuestras calles caminan ciudadanos con la
identidad robada y torturadores que se enorgullecen de haberlo sido. Todavía muchos
que poco leen la historia reciente, niegan los hechos y las heridas sangrantes
que quedan.
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