La
educación debe tener carácter progresista, ahí su importancia política y su
centro está en la socialización del conocimiento.
La
educación no es solo un programa técnico-pedagógico (de mera instrucción), es más
bien acto político, de creación estética y con impacto ético.
Es una
práctica social que exige tomar posiciones, jamás puede asumirse desde la
neutralidad.
(Todo es un
movimiento heterogéneo que busca dar respuestas a múltiples demandas).
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