(En Adam Smith).
“El trabajo, pues es la medida o mensura real
del valor permutable de toda mercadería”.
El dinero contiene en sí cierta cantidad del trabajo propio y ajeno, es el
precio primitivo, “… la moneda original
adquiriente que se pago en el mundo por todas las cosas permutables”. No con el
oro, no con la plata, sino con el trabajo se compro originariamente en el mundo
todo genero de riqueza”.
Y aclara, que por lo general el trabajo no se estima correctamente,
disminuyéndose su proporción, menospreciando características vitales como: el
tiempo del operario, talento o pericia, dureza o fatiga. Puede tener mucho más
valor, una tarea penosa de una hora, que las operaciones realizadas en mayor
tiempo pero más fáciles; asimismo es distorsionado el trabajo aplicado en una hora
pero que llevó décadas de estudio aprendizaje o especialización. Sobre este
último punto, reside buena parte del reclamo docente frente al cálculo del
salario.
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