Cada lectura no implica un tiempo
de pasividad, por el contrario exige una exquisita fusión entre la actitud
distendida y la rigurosidad textual-contextual; de esta manera se accede al
conocimiento por el lado del gusto.
Leer es un acto de apropiación,
por tanto es aprehender visiones del mundo heterogéneas-válidas.
La lectura es ante todo, un
ejercicio clave para el desarrollo de un individuo pleno de derechos, emancipado
e igualmente sensible.
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