Me gusta que me cuenten sobre lugares que aún
no conozco.
Esa frase me ha dado vueltas por la cabeza
desde hace unos días, no se, se me ocurrió a la salida de algún sueño o a la
espera de algún vuelto. La emparento con la nostalgia ajena que emerge cuando (improbablemente)
recibamos una botella que llega desde mar adentro.
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