Hablemos de poesía que es
viernes, hablemos desde el silencio que respiran las hojas muertas de un libro
amarillento.
Es que nunca hay tiempo para delicadezas,
nunca hay tiempo para el desparpajo de emociones.
Pero tal vez, solo tal vez
podamos hacer una grieta en el cuero y cavar hacia las profundas aguas
celestes.
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