Justo antes de partir, hace ya un
poco más de una semana, hablábamos de ese estado de embriaguez que generan el
viajar, las vacaciones y la celebración.
Estado que se aleja tanto de la
sobriedad, como de la ebriedad. Es un “a mitad de camino”, es un principio de enajenación
que produce aquello que nos es placentero, por eso no hay que leerlo en
estricta clave etílica, sino mas bien en general y con respecto a la
multiplicidad de placeres que se nos presentan.
Este estado, tiene un efecto directo
en la carnalidad, no es racionalidad ni tampoco inconsciente.
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