Ser Romano no implicaba
ciertamente tener una identidad por filiación (ciudadanía), era además – para las provincias
del imperio – ser parte de un modo de vida, pertenecer a un sistema mundo.
Por tanto, la conquista no solo
era material sino además ideológica, subjetiva y hasta espiritual.
Pensaba en nuestros días y los
modos de conquista, en la exaltación de sistemas mundo y en la decadencia de
los imperios.
Acerca de este cambalache
y discusiones maniqueas.
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