En esta frase de Borges se ponen en evidencia cuando menos dos
cuestiones,
1 - el cambio de épocas derriba impiadosamente los horizontes de sentido
y
2 - lo saludable que es saber que no necesariamente hay “temas filosóficos”, sino
mas bien “tratamiento filosófico de las cosas”:
“No hay ejercicio intelectual que no sea finalmente inútil. Una doctrina filosófica es al
principio una descripción verosímil del universo, giran los años y es un mero
capítulo – cuando no un párrafo o un nombre – de la historia de la filosofía”.
J. L. Borges.
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