19.7.11

En los comienzos, la noche representaba los mas profundos abismos, la perplejidad de cada oscurecer ponía al hombre primitivo al desamparo mas brutal, plagada de peligros, cada noche era el infierno.
El dominio del fuego no solo mejoró exponencialmente las condiciones materiales de la existencia, sino además las condiciones inmateriales.
El hombre prometeico con el dominio del fuego, comenzó un camino ascendente hacia el dominio del mundo, pero además (o mejor dicho también) se imprime una nueva seguridad sobre lo abstracto.
Dominar el fuego es además dominar los abismos.
Consecuentemente el proceso de simbolización deviene en ritualización…

No hay comentarios:

Publicar un comentario