2.12.14

Suenan ruidos de cadenas. Él tipo, que más de una vez se había esmerado en leer “La vida es sueño” solo lograba terminar un breve puñado de versos: que el filósofo era un borracho barbón y que Rosaura con su funesta boca narraba dolor desde lo profundo de la noche. Pero ahora eran otros tiempos, de más alegrías que dudas, incluso de más alegrías que certezas. Entonces, ¿para qué linchar la razón con caballos desbocados?, ¿para qué invocar a la diosa furiosa hasta las vísperas del próximo otoño?

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