29.1.14

EL 27 de enero el @Diario Uno Entre Ríos, publicaba un artículo de lo más gracioso (para mi, muy en serio al parecer de la editorial) titulado: “Como conquistar a su pareja según el zodíaco” y argumentaba diversas paparruchadas del estilo, - “el hombre de virgo es intenso y blablablá…”. Cuando menos es irónico.
Sabemos muy bien que en la contratapa de todos los diarios, desde los más pequeños hasta los de tirada masiva, incluso en los que los mass-media del exterior se hacen eco del acontecer del país, en todos aparece la sección horóscopo, al menos junto a las humoradas de algún caricaturista. Pero siguen existiendo, como resabios del oscurantismo cultural, de antiquísimos tiempos de una razón infante.
Lo que llama la atención es que desde hace unos años y en especial en 2013, en el país se vive a refugio de una copiosa artillería (de artificio) entre medios de comunicación, que pugnan entre si por el cetro de la verdad objetiva. De la crítica por sobre la especulación, de la libertad por sobre la censura. Escaramuzas gremiales con tintes de interés político estratégico, desde luego. Pero no entremos en este debate que al menos por ahora, no nos ocupa y retomemos el eje, sobre la vieja discusión entre ciencia y pseudociencia. Discusión a la que se han dedicado sendas páginas y sobre la que toda “introducción a la epistemología” debe comprender.
Hay una tendencia por incluir prácticas y discursos pseudocientíficos a la esfera del saber científico, distorsionando y enrareciendo el espacio del sistema educativo y comunicacional. Lugares de necesaria existencia para el conocimiento cierto, firme, crítico.

Los astros no nos revelan ninguna verdad. Una cosa es el saber popular, otra es el saber crítico y otra muy distinta es la falsedad. El hombre moderno (secularizado) ha desacralizado el mundo mediante un largo proceso, merece una propuesta mas seria de parte de los editores de pasquines. 

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