Dos cosas sí, me quedaron
bastante impactadas en la memoria y conservadas en los sentidos, expresiones disonantes
del resto del camino. Por eso aún vuelvo sobre ellas para pensarlas y para
retenerlas, cosa de que no se me olviden tan deprisa, como si
no hubieran existido.
Ambas sucedieron en el pueblo
insignia de la Quebrada, en Humahuaca (quizá por esa cosa de que es patrimonio
de la humanidad según la UNESCO y eso, es un poco comenzar a no-ser), la
primera fue un desprolijo mensaje pintado con aerosol en una pared del pueblo,
decía rabioso: “fuera usurpadores de cultura”.
Así de corto, así de explícito. ¿A quienes va dirigido? - tal vez a mí, tal vez
a usted, tal vez a ellos mismos divididos en varias facciones de quebradeños. ¿Qué
es la cultura? – se apresuró a preguntar alguien el otro día.
La otra expresión, es un viejo
poema que todos conocemos pero que nosotros escuchamos recitar de la garganta
de nuestro guía local y por eso suena distinto: “No te rías de un colla” – casi como una baguala, un lamento. Una triste
procesión, una plegaria.
Dagas en cada sílaba y así rematamos
con la pregunta ¿qué es la patria? - ¿acaso existe?
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