20.6.12


Luego de un profundo período de desmoronamiento de la Edad Media, el Renacimiento imprime una nueva visión del universo y del hombre; este tiempo cobra su mejor cariz en ciudades como Venecia, Florencia y Génova. Mientras que el hombre del medioevo era un mero instrumento de Dios y su vida terrena un pasaje a la eternidad; el nuevo hombre se coloca en el centro de la escena, se torna individualista, asume un espíritu crítico que conoce a través de la razón y la observación da un salto cualitativo dejando de ser contemplación. Las verdades de la fe ahora son sometidas a las pruebas de laboratorios. La sociedad industrial se gesta en este nuevo clima epocal.

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