28.9.11


“Los limites de mi lenguaje, son los límites de mi mundo”, hace un rato comentábamos en un pasillo, pero en realidad es una tesis que emerge del Tractatus lógico-filosoficus, de Ludwig Wittgenstein.
Uno no va a meterse en las cuestiones áridas de la filosofía analítica, pero a simple lectura es una sentencia contundente.

Comparto [esta nota] que bien podría haberse llamado: “Para vos, mal habladotario”.

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