25.9.13

La ciudad es un contenedor de basura desparramado, en cada cuadra podemos ver el espectáculo de la mugre, en la esquina de mi casa un pedazo de lavarropas que excede los límites de la actual protesta. La mugre nos empieza a quedar natural.

Hoy al mediodía una señora con un bebé en brazos y tres chicos de guardapolvos estaban buscando comida (quizá ropa y hasta juguetes), la imagen no solo es elocuente o triste sino violenta, obscena.

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