6.8.13

En los “Escritos de un viejo indecente” comienza el desconocido hablando de la tranquilidad emocional que le causa escribir bagatelas sin precisión estilística y argumental. No siente la tensión de esculpir una obra, se deja llevar mientras bebe una cerveza fría. El libro es una selección de columnas y artículos que fueron publicadas sin entusiasmo, por un editor despreocupado por el “valor periodístico”, la independencia política y esas cosas que escuchamos a diario – justamente: sin demasiada precisión argumental, sino más bien como un slogan gremial.

Dice el facineroso de siempre y eso me llama la atención por irreverente a secas: “Si quieres mandarme di­nero, vale. O si quieres odiarme, también vale. Si yo fuese el herrero del pueblo no andarías en broma conmigo, pero sólo soy un viejo con algunas historias sucias. Que escribe para un perió­dico que, como yo, podría morir mañana por la mañana”. Voy a leer esta obra otra vez algún día, aunque sea contra-su-natura llamarla obra. 

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