El binomio que se pretende
guerra-paz, lesiona desde antes y más profundamente los vínculos de aliados y
enemigos por igual, produciendo una quebrada que deposita en otro extremo a aquellos
a quienes ya no consideramos en su plena dignidad, sino meramente "otros" abstracto
y dañino, un monstruo acaso.
“Estamos listos para atacar”
puntualiza Obama y es una exclamación por demás desdichada considerando que
hace un par de años aquel circo de pretendido prestigio, le diera el Premio
Nobel de la Paz.