Con Alejandro se rompe el esquema de sociedad ideal que
aspira a la perfección (se desgarra – se desmorona desde adentro: como toda era
que finaliza), los nuevos tiempos son vitales, viriles y profundamente
guerreros, el hombre-griego estaba ya en una nueva fase que despreciaba o
ignoraba la tradicional contemplación, pasando a un período de conquistas territoriales, militares y obviamente… espirituales.
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